Iglesia de san francisco (évora)

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La iglesia gótica de San Francisco es aún más famosa que la catedral de la ciudad, gracias a su fascinante Capilla de los Huesos. Cráneos y huesos de unas 5.000 personas, cuidadosamente dispuestos, cubren las paredes y las columnas, ya que los monjes del siglo XVII decidieron exponerlos. Es una creación bastante artística, que forma patrones decorativos, pero surgió por necesidad, no por amor al arte. Los cementerios de la ciudad estaban demasiado saturados en aquella época, así que se exhumaron esqueletos para que nuevos cuerpos ocuparan su lugar. Antes se creía que eran víctimas de la peste, que mató a millones de personas en toda Europa en el siglo XIV, pero la investigación ha descubierto que son simplemente los restos de la población general de Évora, enterrados en diferentes épocas. También hay dos momias, que según la leyenda son un padre y un hijo, pero una investigación científica finalizada en 2019 ha concluido que en realidad son una mujer y una niña. La mujer murió entre los 30 y los 50 años, probablemente a causa de una infección dental, mientras que la niña tenía apenas 2 o 3 años.

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Esta enorme iglesia fue construida en estilo gótico (con algunas influencias manuelinas) entre 1475 y la década de 1550 según el diseño de Martim Lourenço, sustituyendo a una iglesia románica anterior de 1226. Esta iglesia es única por su nártex con arcadas delante de la iglesia. La arcada está formada por siete arcos de diferentes formas (semicirculares, apuntados o de herradura), una mezcla típica de elementos góticos y moriscos.

La iglesia presenta unas proporciones majestuosas: 36 x 34 x 24 m. La nave única, con bóveda de arista, da una impresión de amplitud, acentuada por el mortero blanco de los muros y las columnas. Es la mayor nave de este tipo que se encuentra en las iglesias portuguesas. La espaciosa bóveda del crucero se apoya en arcos ojivales. El padre del drama portugués Gil Vicente está enterrado a la izquierda de la entrada.

El coro (principios del siglo XVI) con el altar mayor (de fecha posterior) presenta rasgos renacentistas. Sin embargo, la sillería del coro se realizó en diferentes estilos artísticos: la de la derecha, renacentista, y la de la izquierda, barroca. Los altares del crucero están decorados con esculturas doradas (talha dourada) que enmarcan paneles del siglo XVI, probablemente pintados por artistas flamencos.

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Esta enorme iglesia fue construida en estilo gótico (con algunas influencias manuelinas) entre 1475 y la década de 1550 según el diseño de Martim Lourenço, sustituyendo a una iglesia románica anterior de 1226. Esta iglesia es única por su nártex con arcadas delante de la iglesia. La arcada está formada por siete arcos de diferentes formas (semicirculares, apuntados o de herradura), una mezcla típica de elementos góticos y moriscos.

La iglesia presenta unas proporciones majestuosas: 36 x 34 x 24 m. La nave única, con bóveda de arista, da una impresión de amplitud, acentuada por el mortero blanco de los muros y las columnas. Es la mayor nave de este tipo que se encuentra en las iglesias portuguesas. La espaciosa bóveda del crucero se apoya en arcos ojivales. El padre del drama portugués Gil Vicente está enterrado a la izquierda de la entrada.

El coro (principios del siglo XVI) con el altar mayor (de fecha posterior) presenta rasgos renacentistas. Sin embargo, la sillería del coro se realizó en diferentes estilos artísticos: la de la derecha, renacentista, y la de la izquierda, barroca. Los altares del crucero están decorados con esculturas doradas (talha dourada) que enmarcan paneles del siglo XVI, probablemente pintados por artistas flamencos.

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La iglesia es quizás más conocida por albergar la misteriosa (y bastante espeluznante) capilla de los huesos. La capilla fue obra de un grupo de monjes franciscanos que la diseñaron como solución práctica al problema de los 42 cementerios monásticos que ocupaban demasiado espacio en la ciudad y sus alrededores. Simplemente trasladaron todos los restos de cada uno de los lugares y los reubicaron en una única capilla consagrada dentro de la iglesia, de modo que el terreno pudiera liberarse para su posterior uso y desarrollo.

En cuanto a los huesos, en lugar de esconderlos, tomaron la insólita decisión de exponerlos, pegando los restos de más de 5.000 personas de todas las clases sociales en las paredes y el techo de la capilla.

La capilla de los huesos puede ser un destino obligado en el itinerario de cualquier visitante de Évora, pero no caiga en la tentación de pasar por alto la propia iglesia, que merece mucha atención por derecho propio por su hermosa arquitectura gótica y manuelina. Al igual que la cercana catedral de la Sé, la iglesia de San Francisco es una estructura inmensa, construida a una escala que las guías no pueden reflejar.

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