Niño jaguar escultura olmeca

Niño jaguar escultura olmeca

Nombre del dios jaguar olmeca

La inscripción bilingüe-maya de Comalcalco y el desciframiento de los celtas de La Venta y la iconografía olmeca permiten entender mucho sobre la antigua religión olmeca y sus asociaciones de culto. En concreto, las principales fuentes de información sobre la religión olmeca son el Monumento 13 de La Venta y el Libro de Chumayel.

Las principales asociaciones de culto olmecas eran las del pájaro y el felino. Estas tradiciones religiosas olmecas pasaron a los mayas. Se mencionan en el Libro de Chumayel, que fue traducido por Brotherston. Sostiene que las tres principales asociaciones de culto que existían en la antigüedad eran (1) el culto a la piedra (cortadores), (2) el culto al jaguar y (3) el culto al pájaro. En las líneas 4-6 del Libro de Chumayel, se lee que “Los que tienen su signo en el pájaro, los que tienen su signo en la piedra, piedra labrada plana, los que tienen su signo en el Jaguar-tres emblemas”.

Los olmecas dejaron testimonio de sus tradiciones religiosas en su arte. Sus documentos en piedra indican que las asociaciones de culto mencionadas en El Libro de Chumayel corresponden a los gilfos representados en el Monumento 13 de La Venta.

Mitología del hombre-jaguar

La selva oscura está viva con los sonidos de la noche. Los trotes urgentes de los cerdos pecaríes que olfatean pisan el suelo blando, cuando una ola de silencio cae pesadamente sobre la bulliciosa noche. Todo está quieto.  Un centenar de ojos negros rodeados de blanco parpadean dentro y fuera del denso follaje. Cuatro enormes patas con garras se dirigen sin hacer ruido hacia la orilla del lago. Agachada sobre sus musculosas ancas, la poderosa felina baja la cabeza y bebe un largo trago. La luz de la luna se rompe y ondula en el agua mientras las gotas caen de sus mandíbulas sedientas. Sus ojos, atentos, escudriñan la orilla en busca de la cena.

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El poderoso jaguar es el gato salvaje más grande de América y puede pesar hasta 100 kilos. Los jaguares son fieros depredadores, conocidos por tener la mordida más fuerte de todos los felinos, y el nombre de jaguar proviene de una antigua palabra sudamericana que significa el que mata de un solo golpe.      Para las antiguas civilizaciones de México, los olmecas, los mayas y los aztecas, el jaguar era adorado como una deidad. Por su capacidad de ver en la noche, creían que los jaguares eran capaces de moverse entre los mundos. El jaguar era un ser de las estrellas y de la tierra. En la mitología maya, el jaguar era el gobernante del inframundo. Y, en el Templo del Jaguar de Chichén Itzá, el rey caminaba bajo una procesión tallada de jaguares hacia su coronación.

Wikipedia

Por: George Milton y Roberto Gonzalo Ver PDFLa región de la costa del Golfo de México que abarca partes de los estados de Veracruz y Tabasco era conocida por los aztecas y otros grupos de habla náhuatl con el nombre de “Olman” que significa caucho. Una derivación de este nombre fue utilizada por los primeros arqueólogos para designar a la que quizás fue la más intrigante de las culturas destacadas que se desarrollaron en Mesoamérica, la olmeca. Su nombre original sigue siendo tan desconocido como el significado de muchas de sus representaciones culturales.

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Aunque se conocen por primera vez en los yacimientos mexicanos de Tres Zapotes y San Lorenzo (en Veracruz) y La Venta (en Tabasco), que se consideran su lugar de origen, el arte y la influencia olmeca se conocen en todo México y en la mayor parte de Centroamérica. Cronológicamente se extienden desde el año 1500 a.C. hasta el 300 d.C. aproximadamente. Su antigüedad, su grado de desarrollo cultural y su influencia en otras culturas hacen de la cultura olmeca la cultura madre de Mesoamérica.

Los olmecas adoptaron al animal más poderoso que compartía su hábitat, el jaguar, como su tótem principal. No se sabe cuándo ni por qué ocurrió esto. Es posible que la fuerza física del animal, combinada con su impresionante aspecto y sus formas sigilosas, típicas del carácter felino, dejaran una profunda impresión en los primeros olmecas, de modo que se le atribuyeron poderes sobrenaturales. Aunque los olmecas son posiblemente los primeros en haber rendido culto al jaguar, el material artefactual de otras culturas tempranas como la Chavín de Perú y la San Agustín de Colombia indica que también eran miembros de un culto al jaguar.

Cabezas olmecas

Un hombre-jaguar olmeca de piedra, que muestra las características comunes de los hombres-jaguar, incluyendo una boca hacia abajo, ojos en forma de almendra, barras de orejas plisadas [aclaración necesaria], un tocado con una banda en la cabeza, y un icono de barras cruzadas en el pecho

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El motivo del hombre-jaguar se caracteriza por sus ojos en forma de almendra, una boca abierta hacia abajo y una cabeza hendida[1] Aparece ampliamente en el registro arqueológico olmeca, y en muchos casos, bajo el principio de la pars pro toto, el motivo del hombre-jaguar representa lo sobrenatural del hombre-jaguar[2] Lo sobrenatural del hombre-jaguar incorpora el motivo del hombre-jaguar así como otras características, aunque varios académicos definen lo sobrenatural del hombre-jaguar de manera diferente. El hombre-jaguar sobrenatural fue una vez considerado como la deidad principal de la cultura olmeca, pero ahora se piensa que es sólo uno de muchos[3].

Originalmente, muchos estudiosos creían que el hombre-jaguar estaba vinculado a un mito relacionado con una cópula entre un jaguar y una mujer[4]. Aunque esta hipótesis sigue siendo reconocida como viable por muchos investigadores, desde entonces se han propuesto otras explicaciones para el motivo del hombre-jaguar, varias de las cuales cuestionan si el motivo representa realmente a un jaguar.