Ariadna dormida museo del prado
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arte en el museo vaticano
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current17:52, 28 de octubre de 20082,048 × 1,536 (183 KB)Zaqarbal (talk | contribs)Fuente: Flickr [http://www.flickr.com/photos/carlosreusser/2946128039/]. Licencia: Cc-by-2.0. Autor: Carlos Reusser. Tomada: 17-Octubre-2004. <!–{{ImageUpload|basic}}–>
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cara de apolo en el mirador
La Ariadna dormida, que se encuentra en los Museos Vaticanos, es una copia romana de Adriano de una escultura helenística de la escuela de Pérgamo del siglo II y es una de las esculturas más conocidas de la Antigüedad, cuyo original se ha perdido. Fue adquirida por el Papa Julio II en 1512 e instalada en la Galleria delle Statue o Galería de las Estatuas del Museo Vaticano.
Sin embargo, una variante de Ariadna dormida se encuentra también en el Museo del Prado de Madrid, en España, y una variante romana posterior, encontrada en los jardines de Villa Borghese en Roma, se encuentra en el Museo del Louvre de París. Dado que existen varias versiones de la misma figura en otros museos, incluidos los de San Petersburgo y Florencia, parece que la idea de que proceden de un original perdido es probablemente convincente. La Ariadna dormida de los Museos Vaticanos es de mármol de Paros, en las Cícladas, un material muy apreciado por los artistas de la época, que se exportaba a todo el vasto Imperio Romano.
La estatua de la Ariadna dormida representa a una joven reclinada, dormida en una posición no demasiado cómoda sobre una superficie irregular. No está ni tumbada ni sentada, con la cabeza apoyada en el brazo izquierdo y el derecho echado sobre la cabeza, con las piernas extendidas y cruzadas por las pantorrillas.
museo chiaramonti
La “Cleopatra” se convirtió en el principal modelo[11] a través del cual se transmitió de la Antigüedad a los pintores y escultores del Alto Renacimiento y posteriores una pose convencional que significaba el sueño,[12] con un codo inclinado sobre la cabeza.
T.B.L. Webster señaló la postura incómoda de la durmiente, entre el sueño y el despertar, una innovación helenística en el motivo de Ariadna dormida, conocido desde hace tiempo por la pintura de jarrones, que ahora ponía más énfasis en la tensión de la propia Ariadna; quizá, sugiere Webster, reflejaba una nueva fuente literaria que no ha sobrevivido[13]. [Sheila McNally detectó en la escultura una nueva “sensación de malestar que informa el conjunto” y “un esfuerzo por deshacerse de algún malestar interior, un esfuerzo lento, frenado por un sueño que es más opresivo que relajante”. Pronto puede despertar y amenazar con vengarse de Teseo, como describe Catulo en “Peleo y Tetis”[15].
La Cleopatra, como se la conocía entonces, se colocó sobre un sarcófago romano y se instaló como fuente en un nicho en un extremo de la terraza superior del Cortile del Belvidere, incorporando en su escenario la descripción de una Ninfa Durmiente supuestamente encontrada en el lejano Danubio, con un epigrama latino de cuatro líneas que sonaba adecuadamente a la Antigüedad y que comenzaba HUIUS NYMPHA LOCI… que entonces hacía la ronda humanista. El epigrama, que pasó hasta los tiempos modernos por uno romano, fue compuesto por Giovanni Antonio Campani, un humanista de la corte de Pío II que se movía en el círculo académico de Julius Pomponius Laetus. Pero el motivo de la Ninfa Durmiente y la inscripción que lo acompaña se convirtieron en parte de las recreaciones humanistas y de moda de lugares de jardines paradisíacos con afinidades clásicas -loci amoeni- hasta el siglo XVIII, todo ello asimilado a la “Cleopatra”, observa Leonard Barkan, “por un contagio entre narrativas bastante separadas que coinciden en el espacio enigmático del signum/estatua”[18]. [El nicho, si no fue una gruta desde el principio, fue redecorado como gruta en la década de 1530, cuando Francisco de Holanda hizo un dibujo de él[19].
historia del museo vaticano
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