Teatro del absurdo caracteristicas
James saunders
El Teatro del Absurdo fue un movimiento literario y dramático que surgió de los movimientos existencialistas de mediados del siglo XX y exploró el concepto filosófico de que la vida no tiene sentido. Comprenda la definición y conozca las características y cualidades del Teatro del Absurdo.
Teatro del Absurdo: Definición y antecedentesEl Teatro del Absurdo se refiere a un movimiento literario en el drama popular en todos los países europeos desde la década de 1940 hasta aproximadamente 1989. Los dramaturgos absolutistas se adhirieron a las teorías del filósofo franco-argelino Albert Camus, en particular a su ensayo El mito de Sísifo, publicado en 1942. En este ensayo, Camus introdujo su Filosofía del Absurdo, en la que argumenta que la búsqueda del hombre por el significado y la verdad es un esfuerzo inútil; compara la lucha del hombre por entender el mundo y el significado de la vida con Sísifo, una famosa figura de la mitología griega condenada a una existencia de rodar una pesada piedra por una montaña sólo para verla rodar hasta el fondo. Los críticos creen que el Teatro del Absurdo surgió como un movimiento a partir de las dudas y los temores que rodeaban a la Segunda Guerra Mundial y lo que mucha gente veía como la degeneración de los valores morales y políticos tradicionales. El movimiento floreció en Francia, Alemania e Inglaterra, así como en los países escandinavos. Algunas de las obras fundadoras del movimiento son Las criadas (1947) de Jean Genet, La soprano calva (1950) de Eugene Ionesco, Ping-Pong (1955) de Arthur Adamov y Esperando a Godot (1953) de Samuel Beckett. Se dice que la muerte de Beckett en 1989 marcó el fin de la popularidad del movimiento.
Eugène ionesco
En su introducción al libro Absurd Drama (1965), Esslin escribió: El teatro del absurdo ataca las cómodas certezas de la ortodoxia religiosa o política. Su objetivo es sacudir a su público de la autocomplacencia, enfrentarlo a la dura realidad de la situación humana tal y como la ven estos escritores. Pero el reto que hay detrás de este mensaje no es en absoluto el de la desesperación. Es un reto para aceptar la condición humana tal como es, en todo su misterio y su absurdo, y para soportarla con dignidad, noblemente, responsablemente; precisamente porque no hay soluciones fáciles para los misterios de la existencia, porque en última instancia el hombre está solo en un mundo sin sentido. Desprenderse de las soluciones fáciles, de las ilusiones reconfortantes, puede ser doloroso, pero deja tras de sí una sensación de libertad y alivio. Y por eso, en última instancia, el Teatro del Absurdo no provoca lágrimas de desesperación sino la risa de la liberación[5].
En la primera edición de El teatro del absurdo, Esslin cita el ensayo del filósofo francés Albert Camus “El mito de Sísifo”, ya que utiliza la palabra “absurdo” para describir la situación humana: “En un universo súbitamente privado de ilusiones y de luz, el hombre se siente un extraño. … Este divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su escenario, constituye verdaderamente el sentimiento de Absurdo”[6][7].
Las sillas
En su introducción al libro Absurd Drama (1965), Esslin escribió: El teatro del absurdo ataca las cómodas certezas de la ortodoxia religiosa o política. Su objetivo es sacudir a su público de la autocomplacencia, enfrentarlo a la dura realidad de la situación humana tal y como la ven estos escritores. Pero el reto que hay detrás de este mensaje no es en absoluto el de la desesperación. Es un reto para aceptar la condición humana tal como es, en todo su misterio y su absurdo, y para soportarla con dignidad, noblemente, responsablemente; precisamente porque no hay soluciones fáciles para los misterios de la existencia, porque en última instancia el hombre está solo en un mundo sin sentido. Desprenderse de las soluciones fáciles, de las ilusiones reconfortantes, puede ser doloroso, pero deja tras de sí una sensación de libertad y alivio. Y por eso, en última instancia, el Teatro del Absurdo no provoca lágrimas de desesperación sino la risa de la liberación[5].
En la primera edición de El teatro del absurdo, Esslin cita el ensayo del filósofo francés Albert Camus “El mito de Sísifo”, ya que utiliza la palabra “absurdo” para describir la situación humana: “En un universo súbitamente privado de ilusiones y de luz, el hombre se siente un extraño. … Este divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su escenario, constituye verdaderamente el sentimiento de Absurdo”[6][7].
Libros de google
En su introducción al libro Absurd Drama (1965), Esslin escribió: El teatro del absurdo ataca las cómodas certezas de la ortodoxia religiosa o política. Su objetivo es sacudir a su público de la autocomplacencia, enfrentarlo a la dura realidad de la situación humana tal y como la ven estos escritores. Pero el reto que hay detrás de este mensaje no es en absoluto el de la desesperación. Es un reto para aceptar la condición humana tal como es, en todo su misterio y su absurdo, y para soportarla con dignidad, noblemente, responsablemente; precisamente porque no hay soluciones fáciles para los misterios de la existencia, porque en última instancia el hombre está solo en un mundo sin sentido. Desprenderse de las soluciones fáciles, de las ilusiones reconfortantes, puede ser doloroso, pero deja tras de sí una sensación de libertad y alivio. Y por eso, en última instancia, el Teatro del Absurdo no provoca lágrimas de desesperación sino la risa de la liberación[5].
En la primera edición de El teatro del absurdo, Esslin cita el ensayo del filósofo francés Albert Camus “El mito de Sísifo”, ya que utiliza la palabra “absurdo” para describir la situación humana: “En un universo súbitamente privado de ilusiones y de luz, el hombre se siente un extraño. … Este divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su escenario, constituye verdaderamente el sentimiento de Absurdo”[6][7].