El muro del beso barcelona
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Este mural de nombre romántico, situado cerca de la Catedral de Barcelona, sólo pretendía ser una exposición temporal. Se inauguró en 2014 con motivo del 300º aniversario del 11 de septiembre de 1714, día conocido como el Día de Cataluña, o La Diada, que conmemora la rendición catalana en la Guerra de Sucesión Española. La celebración puede sonar mal -después de todo, perdieron-, pero al haber sufrido 14 meses de asedio previo, el día es un homenaje a las vidas catalanas perdidas, a la identidad regional y a la libertad. Pero volvamos al mural. El fotógrafo catalán Joan Fontcuberta pidió a los lectores de El Periódico que le enviaran fotografías de sus propios momentos de libertad. Fontcuberta y el ceramista Toni Cumella imprimieron 4.000 de estas fotos personales en mosaicos, ordenándolas por color y densidad, de modo que, desde lejos, el mural de 6 metros de altura muestra a dos personas besándose. Este beso -símbolo de afecto, empatía y libertad- resultó tan conmovedor que el gobierno local nunca lo retiró.
Curioso. Escondido en una diminuta plaza en los sinuosos hilos del casco antiguo, el beso surge de la nada. De cerca, hay algo desconcertantemente íntimo en el hecho de ver las fotografías familiares de la gente (hay niños, viajes a la playa, fiestas de cumpleaños) utilizadas en un espacio tan urbano y público.
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El enorme grafiti, bautizado románticamente como “El mundo empieza con cada beso”, se inauguró en 2014, en la plaza de Isidre Nonell, en Barcelona, España. Escondido en una diminuta plaza en los sinuosos hilos del casco antiguo, a pocos pasos de la catedral, el beso surge de la nada. Desde la distancia parece otro gran mosaico abstracto en tonos rosas, que se funde tranquilamente con el casco antiguo que lo rodea. Sin embargo, con la disminución de la distancia, la imagen comienza a emerger, la imagen de una pareja que se besa.
Joan Fontcuberta, fotógrafo catalán, pidió a los lectores de El Perodico, un periódico local, que le enviaran fotografías de sus propios momentos de libertad. Con la ayuda del ceramista Toni Cumella, imprimió 4.000 de esas instantáneas personales en mosaicos.
Es decir, en cada baldosa se imprimió una fotografía de una persona, un lugar, un momento especial, un acontecimiento o cualquier cosa que representara de algún modo una expresión de libertad. Los azulejos se dispusieron después según su color y densidad para crear el enorme mural que representa a una pareja besándose.
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En colaboración con las celebraciones del tricentenario, el reconocido fotógrafo Joan Fontcuberta presenta una instalación titulada El món neix en cada besada (El mundo empieza con cada beso) en la plaza de Isidre Nonel, en Ciutat Vella.
La pieza consiste en un fotomosaico de 8 x 3,8 m de un beso gigante formado por 4.000 fotografías de pequeño formato impresas sobre baldosas que, gracias a la tecnología fotocerámica y a la colaboración del ceramista Toni Cumella, son muy resistentes a las inclemencias del tiempo. Fontcuberta ha dispuesto las fotografías según el color y la densidad de manera que, vistas de lejos, forman la imagen de un beso gigante.
Las fotografías fueron recopiladas a través de una petición publicada por Fontcuberta en el diario El Periódico en la que pedía a los lectores que tradujeran en imágenes su respuesta a la pregunta “¿Qué significa para ti la libertad?” El beso pretende simbolizar la libertad, el afecto y la empatía.
Conocido y respetado internacionalmente por su interacción entre la fotografía y la ficción, Joan Fontcuberta ha sido galardonado con el Premio Hasselblad, considerado por muchos como el equivalente al Premio Nobel de la fotografía, lo que le sitúa junto a ilustres ganadores como Henri Cartier-Bresson y Richard Avedon.
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“¿Qué significa para ti la libertad?”, preguntó el diario local El Periódico, invitando a sus lectores de Barcelona a enviar una foto como respuesta. De todas las imágenes recibidas, 4.000 se convirtieron en el mosaico de cerámica El mundo empieza en cada beso (El món neix in cada besada).
El mural fue creado por el artista catalán Joan Fontcuberta como un gran rompecabezas (8 por 3,8 metros) en el que 80 filas y 50 columnas de imágenes diminutas están dispuestas por colores para conseguir la imagen de dos sensuales pares de labios besándose.
El mural del beso de la libertad se instaló en la plaza de Isidre Nonell (a medio camino entre la plaza de Cataluña y la catedral) en 2014 como parte de las celebraciones de Barcelona de los 300 años del final de una guerra devastadora y un asedio de 14 meses a la ciudad. Cada 11 de septiembre, Cataluña conmemora la Diada, o el Día Nacional de Cataluña, recordando la caída de Barcelona durante la Guerra de Sucesión Española en 1714 y la posterior pérdida de las instituciones y leyes catalanas. Una placa junto al mosaico cita a Oliver Wendell Holmes: