Museo nacional y centro de investigación de altamira

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Altamira: la más bella prehistoria Un museo para conocer a nuestros primeros antepasados, su vida cotidiana y su arte, y practicar su tecnología. El museo muestra la obra maestra del primer arte de la humanidad, de arte único y original: Altamira, la más bella prehistoria. Con increíbles objetos de diez o veinte mil años de antigüedad hechos de piedra y huesos, descubriremos a los primeros pueblos como nosotros -Homo sapiens- que vivieron en la región cantábrica. Podremos descubrir su tecnología y sus herramientas, y nos sorprenderemos porque todavía utilizamos algunas de ellas. Nos divertiremos tallando piedra o practicando técnicas para cazar o encender fuego en los bosques y campos del Museo de Altamira.

Los fondos del museo forman parte del catálogo colectivo de la Red Digital de Colecciones de Museos Españoles (CERES), concebido como un espacio de difusión que permite navegar por las distintas colecciones de los museos a partir de los rasgos identificativos de cada pieza (autor, tipo de objeto, iconografía, etc.).

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Cuando visité la Cueva de Altamira en 1976, no imaginaba que sería uno de los últimos privilegiados en ver esta Capilla Sixtina del arte rupestre. En 1977 se cerró al público para frenar el rápido deterioro de las pinturas, y cuando se reabrió había una lista de espera de 2 años.En 1998 se empezó a estudiar cómo hacer una réplica exacta de la cueva, cuyo resultado final se inauguró en julio de 2001. Esta “neocueva” mide 15×9 metros y ahora está abierta junto con el Museo de Altamira. Rafael Alberti en La arboleda perdida describe perfectamente la sensación que se tenía al salir de la cueva original. Escribió: “Parecía que las rocas rugían. Era como el primer encierro español; atestado de toros luchando por salir… estaban libres de vaqueros y pastores. Bramadores, barbudos y terribles tras siglos de oscuridad. Salí de la cueva llena de ángeles y entré en la luz” Desde Santillana del Mar, donde me alojaba, hay un delicioso paseo ascendente de unos 3 kilómetros durante el cual se puede observar a las vacas pastando en los verdes pastos de Cantabria. Cuando llegué a la zona del museo, pensé que mis recuerdos de mi visita de hace 28 años debían estar equivocados… todo era diferente y mucho, mucho más grande.

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La Cueva de Altamira (/ˌæltəˈmɪərə/; español: Cueva de Altamira [ˈkweβa ðe altaˈmiɾa]) es un complejo de cuevas, situado cerca de la histórica ciudad de Santillana del Mar en Cantabria, España. Es conocido por su arte rupestre parietal prehistórico con dibujos al carbón y pinturas policromadas de fauna local contemporánea y manos humanas. Las primeras pinturas fueron aplicadas durante el Paleolítico Superior, hace unos 36.000 años[1] El yacimiento fue descubierto en 1868 por Modesto Cubillas y posteriormente estudiado por Marcelino Sanz de Sautuola[2].

Además de la llamativa calidad de su arte policromado, la fama de Altamira se debe a que sus pinturas fueron las primeras pinturas rupestres europeas para las que se sugirió y promovió un origen prehistórico. Sautuola publicó sus investigaciones, con el apoyo de Juan de Vilanova y Piera, en 1880, con el beneplácito inicial del público.

Sin embargo, la publicación de las investigaciones de Sanz de Sautuola no tardó en provocar una agria polémica pública entre los expertos, algunos de los cuales rechazaron el origen prehistórico de las pinturas alegando que los seres humanos prehistóricos carecían de capacidad suficiente para el pensamiento abstracto. La controversia continuó hasta 1902, momento en el que se acumularon los informes de hallazgos similares de pinturas prehistóricas en la región franco-cantábrica y la evidencia ya no podía ser rechazada[3].

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