Caracteristicas de la escultura de fernando botero
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juan carlos botero
Una introducción al que quizás sea el artista más conocido de Sudamérica, cuyas pinturas y esculturas abordan temas que van desde los Antiguos Maestros hasta la tauromaquia y la vida doméstica – ilustrada con obras ofrecidas en Christie’s
Botero nació en 1932 en Medellín, Colombia. Situada en un valle de la cordillera de los Andes, Medellín era en aquella época una ciudad relativamente pequeña y aislada. Su padre, David, era un vendedor ambulante que murió repentinamente a los 40 años, dejando en la indigencia a un Botero de cuatro años, a sus dos hermanos y a su madre, que trabajaba como costurera.
Botero empezó a dibujar y pintar acuarelas desde pequeño. En 1944 un tío, que había asumido un papel importante en la vida familiar tras la muerte de su padre, le inscribió en una escuela de formación de toreros, sólo para reconocer que su sobrino estaba más interesado en dibujar y pintar toros que en torearlos. Las primeras obras de Botero -acuarelas de toros y toreros- fueron vendidas por un hombre que comerciaba con entradas para las corridas. En 1948, cuando sólo tenía 16 años, publicó sus primeras ilustraciones en uno de los periódicos más importantes de Medellín. Tres años más tarde, realizó su primera exposición individual en Bogotá.
el estilo de fernando botero
Fernando Botero, uno de los artistas de mayor éxito y fama de la actualidad, es conocido por sus pinturas y esculturas de formas exageradas y voluptuosas. Su arte celebra una realidad extraordinariamente viva y vital a través de la exaltación del volumen y el color y
Nunca he trabajado con modelos. Un modelo para mí sería una limitación a mi libertad para dibujar o pintar. Nunca he puesto tres objetos sobre una mesa para hacer un bodegón. Tampoco me he colocado nunca en un lugar determinado para reproducir un paisaje. De hecho,
Cuando pinto una manzana o una naranja, sé que será posible reconocerlas, y que soy yo quien las pinta, porque intento dar a cada elemento pintado, incluso al más sencillo, una personalidad que surge de una profunda convicción.
Botero ha aportado una nueva interpretación a la estética de nuestro tiempo, el circo, la vida latinoamericana, los bodegones, las reinterpretaciones de maestros pasados de la historia del arte… Las obras del artista contienen muchas referencias a su propia cultura, y con un estilo único,
mona lisa, doce años
Fernando Botero Angulo (nacido el 19 de abril de 1932) es un artista figurativo y escultor colombiano, nacido en Medellín. Su estilo característico, también conocido como “boterismo”, representa a personas y figuras con un volumen grande y exagerado, que puede representar la crítica política o el humor, dependiendo de la obra. Se le considera el artista vivo más reconocido y cotizado de América Latina,[2][3][4] y su arte puede encontrarse en lugares muy visibles de todo el mundo, como el Park Avenue de Nueva York y los Campos Elíseos de París[5].
Autodenominado “el más colombiano de los artistas colombianos”, Botero alcanzó la fama nacional cuando ganó el primer premio del Salón de Artistas Colombianos en 1958. Comenzó a crear esculturas después de mudarse a París en 1973, y en la década de los 90 alcanzó el reconocimiento internacional con exposiciones en todo el mundo[6][7] Su arte es coleccionado por muchos de los principales museos internacionales, empresas y coleccionistas privados. En 2012, recibió el Premio a la Trayectoria en la Escultura Contemporánea del Centro Internacional de Escultura[8].
bodegón con frutas
Fernando Botero es un escultor y pintor colombiano de la ciudad de Medellín. Botero es famoso por sus piezas únicas, creadas bajo su propia versión del arte figurativo. Su estilo es tan particular que incluso se le ha llamado “boterismo”.
Sus piezas son fácilmente reconocidas por la crítica y el público, debido a su exagerado volumen, fuerza, sensualidad, exuberancia. Una de las características que hacen que la obra de Botero sea tan fácil de reconocer es la interesante y casi cómica forma en que el artista representa la anatomía, de forma desproporcionada pero visualmente agradable.
La escultura del gato de Fernando Botero, conocida en español como Gato, llegó a Barcelona en 1987, habiendo pasado por muchos lugares como el Parque de la Ciutadella y el Estadio Olímpico, antes de encontrar su emplazamiento permanente. Esta escultura de bronce representa a un gato grande y regordete, y es hoy una parte famosa de la historia de Barcelona
El gato regordete no es la única escultura de Botero en Barcelona. Si presta atención al llegar al aeropuerto de Barcelona-El Prat, se encontrará cara a cara con Caballo, un caballo musculoso de patas altísimas y cabeza pequeña. Presente en la Terminal 2 desde 1992, este caballo de aspecto gracioso ha sido el encargado de saludar a millones de turistas que salen por las puertas correderas tras recoger su equipaje.