Escultura siglo xx españa
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Esculturas españolas
La colección se extiende desde finales del siglo XV hasta la actualidad e incluye joyas del arte pictórico y pinturas de gran valor histórico. A partir de la segunda mitad del siglo XX, la colección de arte se ha enriquecido también con nuevas disciplinas, como la escultura o la fotografía.
En lo que respecta a este periodo, las pinturas del Banco de San Carlos son probablemente la parte más valiosa de la colección, ya que, para decorar el Banco, se encargaron a varios artistas retratos del Rey, de los Príncipes de Asturias y de los primeros directores del Banco. Así, podemos ver retratos del taller de Mariano Salvador Maella del Rey Carlos III, del Rey Carlos IV y de María Luisa de Parma.
De la antigua capilla del Banco de San Carlos se conserva un cuadro pintado por Mariano Salvador Maella y dedicado al patrón del Rey y del Banco, San Carlos Borromeo, visitando a los enfermos de la peste en Milán; y una tabla del siglo XVI atribuida a Cornelis van Cleve, La Virgen del Lirio, magnífica copia de una obra de Andrea del Sarto.
Escultores españoles modernos
Comenzó sus estudios de escultura en Zaragoza para posteriormente trasladarse a Barcelona donde residió hasta el año 1929, que es cuando decidió ir a Argentina y posteriormente a Uruguay prolongando su estancia entre estos dos países durante 25 años.
En todo ese tiempo su obra escultórica resultó ser muy prolífica destacando así su serie conocida como “Los toros” en la que representa figuras cargadas de gran pureza en cuanto a formas, muy cercanas a las obras de Constantin Brancusi.
Además, durante esta larga estancia entabló amistad con otras figuras clave en el ámbito artístico, Joaquín Torres García y Lucio Fontana, a los que gracias a ellos pudo conocer el trabajo que en ese momento realizaban las vanguardias europeas.
En los años 1944, 1951 y 1954 logró el Primer Premio Nacional del Salón de Bellas Artes de Montevideo convirtiéndose en el escultor reconocido en Uruguay y, por tanto, en un referente de la escultura en Latinoamérica.
Hoy en día son muchas las esculturas que tiene repartidas por diferentes lugares públicos de países como Uruguay, Argentina, Chile, México y Puerto Rico. En 1955 regresó a España tras obtener un premio más, el Gran Premio de la Bienal de Montevideo, año en el que también fue galardonado con el Gran Premio de Escultura de la Bienal Hispanoamericana de Barcelona.
Escultores españoles famosos
No se trata propiamente de un estilo artístico o literario, sino más bien de una reacción que surge en el ámbito estético como una apasionada defensa de la libre creación artística. Desde Cataluña, y bajo la protección del maestro Gaudí, un grupo de creadores va a revolucionar la arquitectura tal y como se entendía hasta entonces. En los interiores, la delicadeza del art déco y del art nouveau impregnaría las artes decorativas. Y desde la lejana Nicaragua, la obra de Rubén Darío iba a revitalizar profundamente el mundo de la poesía y la literatura de la época, prefigurando las vanguardias del futuro próximo.
Escultores mexicanos
Comenzó sus estudios de escultura en Zaragoza para posteriormente trasladarse a Barcelona donde residió hasta el año 1929, que es cuando decidió ir a Argentina y posteriormente a Uruguay prolongando su estancia entre estos dos países durante 25 años.
En todo ese tiempo su obra escultórica resultó ser muy prolífica destacando así su serie conocida como “Los toros” en la que representa figuras cargadas de gran pureza en cuanto a formas, muy cercanas a las obras de Constantin Brancusi.
Además, durante esta larga estancia entabló amistad con otras figuras clave en el ámbito artístico, Joaquín Torres García y Lucio Fontana, a los que gracias a ellos pudo conocer el trabajo que en ese momento realizaban las vanguardias europeas.
En los años 1944, 1951 y 1954 logró el Primer Premio Nacional del Salón de Bellas Artes de Montevideo convirtiéndose en el escultor reconocido en Uruguay y, por tanto, en un referente de la escultura en Latinoamérica.
Hoy en día son muchas las esculturas que tiene repartidas por diferentes lugares públicos de países como Uruguay, Argentina, Chile, México y Puerto Rico. En 1955 regresó a España tras obtener un premio más, el Gran Premio de la Bienal de Montevideo, año en el que también fue galardonado con el Gran Premio de Escultura de la Bienal Hispanoamericana de Barcelona.