Café del jardín del museo del romanticismo

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París no se parece a ningún otro lugar cuando se trata del amor. Es una ciudad que anima a todos a ser libres, ligeros de espíritu y despreocupados. Venecia, Roma y Nueva York pueden presumir de ser románticas, pero París tiene su propia aura especial, porque la Ciudad de la Luz es también la Ciudad del Amor. Ya sea descansando en la hierba frente al Museo de la Vida Romántica, ronroneando bajo la Torre Eiffel o abrazándose frente al “Muro de los te quiero”, París es el lugar por excelencia del corazón, como podrá comprobar en nuestra selección de los 10 lugares más románticos de París.

Montmartre es famoso por ser el hogar de los artistas, de los bailarines, del can-can y por ser el escenario de la película romántica “Amelie”. Conocida por los franceses como “la Butte Montmartre”, en su cúspide se encuentra la extraordinaria arquitectura del Sacré-Coeur, la gran iglesia del Sagrado Corazón, de la que algunos dicen que tiene ecos del Taj Mahal. Desde allí se tiene la imprescindible vista romántica de París, con calles sinuosas y tejados de pizarra en espiral. Montmartre es el pueblo parisino del pasado, la ciudad de la Belle Epoque, y sus plazas y cafés son los lugares favoritos de los enamorados. Los hoteles con encanto y los pequeños y hermosos restaurantes contribuyen a la atmósfera de un distrito de París singularmente romántico.

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Para dar un toque de elegante grandeza, reúnase con su interés romántico frente a Le Petit Palais, el Museo de Arte de la Ciudad de París, donde su reluciente fachada ya marcará el tono de su elegante cita. Situado con vistas a un opulento y frondoso patio, es uno de los cafés de museo más atractivos de París. Si la cosa va bien, puede sugerirle que prolongue su cita recorriendo las colecciones del museo, que van desde estatuas romanas hasta grandes obras del impresionismo (¡y es gratis!).

Este encantador local es una gran opción para vivir una experiencia de café clásica sin tener que hipotecarse para pagar dos cafés como en la mayoría de los cafés históricos. Con una sencilla decoración de la vieja escuela, con mesas y sillas de madera de bistró, una hermosa escalera de caracol de hierro, un maravilloso solárium y una terraza con vistas a una de las calles más seductoras de París (Rue des Barres), su petit café o petit Chablis será entregado por un camarero con delantal que le dejará tranquilo, al estilo parisino, para que pueda tomarse su tiempo mirando a los ojos de su chéri/e desde el otro lado de la mesa. Después, continúe el romance paseando por la Rue des Barres y por las tranquilas calles del bajo Marais.

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Para un toque de elegante grandeza, cite con su interés romántico frente a Le Petit Palais, el Museo de Arte de la Ciudad de París, donde su reluciente fachada ya marcará el tono de su elegante cita. Situado con vistas a un opulento y frondoso patio, es uno de los cafés de museo más atractivos de París. Si la cosa va bien, puede sugerirle que prolongue su cita recorriendo las colecciones del museo, que van desde estatuas romanas hasta grandes obras del impresionismo (¡y es gratis!).

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Este encantador local es una gran opción para vivir una experiencia de café clásica sin tener que hipotecarse para pagar dos cafés como en la mayoría de los cafés históricos. Con una sencilla decoración de la vieja escuela, con mesas y sillas de madera de bistró, una hermosa escalera de caracol de hierro, un maravilloso solárium y una terraza con vistas a una de las calles más seductoras de París (Rue des Barres), su petit café o petit Chablis será entregado por un camarero con delantal que le dejará tranquilo, al estilo parisino, para que pueda tomarse su tiempo mirando a los ojos de su chéri/e desde el otro lado de la mesa. Después, continúe el romance paseando por la Rue des Barres y por las tranquilas calles del bajo Marais.

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París no se parece a ningún otro lugar cuando se trata del amor. Es una ciudad que anima a todos a ser libres, ligeros de espíritu y despreocupados. Venecia, Roma y Nueva York pueden presumir de ser románticas, pero París tiene su propia aura especial, porque la Ciudad de la Luz es también la Ciudad del Amor. Ya sea descansando en la hierba frente al Museo de la Vida Romántica, ronroneando bajo el

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Montmartre es famoso por ser el hogar de los artistas, de los bailarines, del can-can y por ser el escenario de la película romántica “Amelie”. Conocida por los franceses como “la Butte Montmartre”, en su cima se encuentra la extraordinaria arquitectura del

Sacré-Coeur, la gran iglesia del Sagrado Corazón, que según algunos tiene ecos del Taj Mahal. Desde allí se tiene la imprescindible vista romántica de París, con calles sinuosas y tejados de pizarra en espiral. Montmartre es el pueblo parisino del pasado, la ciudad de la Belle Epoque, y sus plazas y cafés son los lugares favoritos de los enamorados. Los hoteles con encanto y los pequeños y hermosos restaurantes contribuyen a la atmósfera de un distrito de París singularmente romántico.