Escultura el pensador dibujo
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Cómo dibujar el destello del pensador
Resultó ser una ocasión extraordinaria y privilegiada que se acercó a nuestro corazón en muchos aspectos. Los invitados fueron conducidos a un rincón del Gran Patio para tomar bebidas y canapés. En ese espacio enano, el zumbido de la expectación entre los pequeños grupos de pie se asemejaba al estreno de Un ballo in maschera de Verdi en la Royal Opera House. La compañía era ilustre. Entre los numerosos VIP, la aristocracia periodística estaba presente en Sir Simon Jenkins, del Guardian, y Lord Gnome, del Private Eye. Los dos mayores escultores británicos vivos estuvieron representados por Sir Anthony Gormley R. A. (que lució unos tocados palestinos al cuello). El nuevo director del Museo Británico, Hartwig Fischer, abrió los discursos con mucha gracia. Siguió el de los generosos patrocinadores, Bank of America, Merrill Lynch, y el embajador francés abrió la exposición propiamente dicha con ciertas ironías sobre las virtudes de la cooperación europea. Y a continuación nos metimos de lleno en la exposición.
Como ya han indicado otros, esta muestra, producto combinado de un gran museo de artistas dedicado y de un gran museo enciclopédico “universal”, es sencillamente estupenda. Al entrar, el impacto del espacio y de su fabuloso contenido fue también operístico: un “decorado” de aglomerado, elegantemente iluminado, serpentea por el centro de la caja negra de Lord Rogers, que por otra parte carece de alma y es desalentadora, y que, afortunadamente en esta ocasión, se ha abierto para revelar un patio. El zócalo bajo continuo soporta las esculturas más grandes y llamativas y crea espacios secundarios que albergan dibujos y obras más pequeñas. Entre las obras expuestas saltan chispas. Los rótulos son buenos y el catálogo es ejemplar. Si el mensaje esencial de este compromiso de un gigante del modernismo (Rodin) con un legendario artista clásico (Fidias) -que para avanzar debemos mirar atrás- parece subversivamente reaccionario en el mundo del arte actual, peor para nosotros. Pero para este artista, el momento es óptimo: El modernismo es una fuerza gastada y en desintegración. Su vacío se está llenando de variados activismos y relativismos no artísticos.
La estatua del pensador
Cuando se concibió en 1880 en su tamaño original (aprox. 70 cm) como elemento de coronación de Las Puertas del Infierno, sentado en el tímpano, El Pensador se titulaba El Poeta. Representaba a Dante, autor de la Divina Comedia que había inspirado Las Puertas, inclinado hacia delante para observar los círculos del Infierno, mientras meditaba sobre su obra. El Pensador era, pues, inicialmente, tanto un ser con un cuerpo torturado, casi un alma condenada, como un hombre librepensador, decidido a trascender su sufrimiento a través de la poesía. La pose de esta figura debe mucho al Ugolino de Carpeaux (1861) y al retrato sentado de Lorenzo de’ Medici esculpido por Miguel Ángel (1526-31).
Aunque permaneció en su lugar en la monumental Puerta del Infierno, El Pensador fue expuesto individualmente en 1888 y se convirtió así en una obra independiente. Ampliada en 1904, su versión colosal resultó aún más popular: esta imagen de un hombre perdido en sus pensamientos, pero cuyo poderoso cuerpo sugiere una gran capacidad de acción, se ha convertido en una de las esculturas más célebres jamás conocidas. Existen numerosos calcos en todo el mundo, entre ellos el que se encuentra actualmente en los jardines del museo Rodin, un regalo a la ciudad de París instalado en el exterior del Panteón en 1906, y otro en los jardines de la casa de Rodin en Meudon, sobre la tumba del escultor y su esposa.
El pensador que dibuja fácil
Una de las mejores colecciones de obras de Auguste Rodin -modelos y bronces- se expondrá en el Museo Real de Ontario el 20 de septiembre. Es una buena noticia para los amantes del arte, especialmente en Canadá. Después de recorrer el mundo, la colección se instalará en un nuevo museo en la ciudad de Barrie, en Ontario. El museo será la pieza central de una propuesta de “Ciudad del Arte” dedicada a albergar exposiciones de bellas artes en gira.
Las magníficas esculturas de bronce y mármol de Rodin, cargadas de erotismo o atormentadas y derrotadas, son sin duda la elección perfecta para tal empresa. Rodin es el Wagner de la escultura moderna; es uno de esos raros artistas cuya obra habla de los anhelos más profundos de la mayoría de la gente, pero cuya obra merece repetidas visitas y estudios. Los espectadores más exigentes quedarán impresionados por la inquietante profundidad de su visión y por la impecable factura del artista.
Rodin es también uno de esos artistas que forman un puente entre el romanticismo del siglo XIX y el modernismo del XX, permitiéndonos ver cómo hemos llegado a donde estamos ahora. Un buen ejemplo es su primer busto, El hombre de la nariz rota (1864), inspirado en un viejo obrero con la nariz destrozada que, sin embargo, tenía algunos rasgos de un busto griego. Por primera vez un escultor tomaba como modelo no la perfección de la escultura clásica, sino su actual condición fragmentaria. Casi todos los bustos que sobreviven de la antigüedad tienen la nariz rota, al igual que la mayoría de las estatuas antiguas han perdido la cabeza, las manos y otras extremidades. Rainer Maria Rilke, que fue secretario de Rodin durante un tiempo, puede haberse inspirado en sus fragmentos para escribir uno de sus mejores poemas: El torso arcaico.
Escultura el pensador dibujo en línea
François Auguste René Rodin (12 de noviembre de 1840 – 17 de noviembre de 1917) fue un escultor francés[1] considerado generalmente como el fundador de la escultura moderna[2]. Rodin poseía una habilidad única para modelar en arcilla una superficie compleja, turbulenta y profundamente embolsada. Es conocido por esculturas como El pensador, Monumento a Balzac, El beso, Los burgueses de Calais y Las puertas del infierno.
Muchas de las esculturas más notables de Rodin fueron criticadas, ya que chocaban con las tradiciones predominantes de la escultura figurativa, en la que las obras eran decorativas, formulistas o muy temáticas. Las obras más originales de Rodin se apartaron de los temas tradicionales de la mitología y la alegoría. Modeló el cuerpo humano con naturalismo, y sus esculturas celebran el carácter individual y la fisicalidad. Aunque Rodin era sensible a la controversia que rodeaba su obra, se negó a cambiar su estilo, y su continua producción le valió el favor del gobierno y de la comunidad artística.