Alberto campo baeza casa gaspar

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Alberto Campo Baeza está considerado en la actualidad como uno de los más prestigiosos arquitectos españoles. Su estilo de arquitectura se caracteriza por la precisión y el uso de elementos que lo determinan.  Se le considera un arquitecto minimalista.

Alberto Campo Baeza nació en 1946 en Valladolid, España. Estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Madrid y fue profesor visitante en varias universidades europeas y americanas.  En 1982, obtuvo el título de Doctor arquitecto (E.T.S.A.M) y desde 1986, trabaja como profesor de proyectos en la E.T.S.A.M, pasando en su momento por ser el profesor más joven de la escuela. Sus obras están influenciadas por grandes arquitectos como Mies Van der Rohe, Le Corbusier y Lubetkin. Es este último el que influye con más notoriedad en el tratamiento del exterior de sus proyectos que para él no son más que manipulaciones formales de cajas blancas.

Su trabajo es reconocido en toda Europa debido a sus múltiples intervenciones en congresos por toda Italia, Francia y Alemania. Además de varios primeros premios, obtuvo varios galardones como el Premio Ayuntamiento de Madrid (1986), el Premio C.O.A.N. de Arquitectura (colegio oficial de arquitectos de Madrid), la medalla de oro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (1987), el Premio Ciudad de Madrid de Arquitectura (1993) y el premio PAD piedra 93 (1994) entre otros. Entre sus obras, destacan algunos proyectos como la Casa Gaspar, la Casa Guerrero, la Casa del Infinito, las Oficinas Zamora, la Casa Raumplan y otros. Actualmente continúa su labor como arquitecto y profesor de la Escuela Técnica Superior de Madrid (E.T.S.A.M).

casa de la cala

Ante la insistencia del cliente en la independencia absoluta, se decidió que la solución sería un espacio cerrado, un hortus conclusus. La casa, delimitada por cuatro muros de 3,5 metros de altura, es un cuadrado de 18×18 metros dividido en tres partes iguales. Sólo la parte central está techada. El cuadrado está dividido transversalmente por dos muros de 2 metros de altura en tres partes con proporciones A, 2A y A, estando las piezas de servicio situadas en los laterales. El techo del espacio central está más alto, a 4,5 metros. En los puntos en los que los muros bajos se cruzan con los más altos, se abren cuatro huecos de 2×2 metros acristalados. A través de estas cuatro aberturas se extiende el pavimento horizontal de piedra, dando lugar a una eficaz continuidad interior-exterior.El color blanco de todas las superficies da a la arquitectura una amplia sensación de claridad y continuidad. La doble simetría de la composición se acentúa con la colocación simétrica de cuatro limoneros, que producen reflejos contemplativos…[+][+]

la casa de guerrero

Hay insensatos que, si pudieran, construirían su casa sin uno. Consideran que el arquitecto es un mal necesario. Son el mismo tipo de personas que se automedican para evitar ir al médico. Son pocos y profundamente ignorantes. Gastan una fortuna en la farmacia para nada. Y o se mueren, o acaban yendo al médico.

Ahora podría argumentar por qué es bueno contratar a un arquitecto, un buen arquitecto, para que todo salga bien. Pero he pensado que sería mejor contarlo en primera persona, compartiendo una experiencia profesional mía de primera mano.

Un día recibí una llamada telefónica de una amiga mía, una magnífica amiga. Me preguntó si podía diseñar una casa para ella y su pareja, pero me dijo que sólo tenían tres millones de pesetas (20.000 euros) y un pequeño terreno. Me pedía una casa con absoluta privacidad en un pequeño pinar, rodeado por las casas de sus familiares, en la provincia de Cádiz.

Sólo pedía a cambio libertad absoluta. Porque sigo creyendo que un arquitecto es algo así como un médico. Tiene que escuchar al paciente con atención y hacer todas las pruebas necesarias, pero el médico es el que hace el diagnóstico, y el paciente debe seguir las órdenes del médico. Al menos eso es lo que hago yo como paciente. Sigo ciegamente las órdenes del médico y siempre me ha funcionado bien.

campo baeza casa aurea

El arquitecto Alberto Campo Baeza diseñó la Casa Gaspar en 1992, en las afueras de la localidad turística de Vejer de la Frontera, en la provincia de Cádiz, España. Un proyecto sencillo y elegante que responde a una idea fundamental que dominará el diseño del proyecto: la privacidad del usuario desde el exterior junto con un presupuesto muy bajo.

Para el arquitecto vallisoletano fue un reto en el que supo entender tanto el lenguaje del lugar donde refleja su personalidad como permitir que se integre perfectamente con el entorno. La comprensión de los requerimientos del cliente para generar un volumen opaco y aislado del exterior no impide que el usuario se olvide del ambiente cálido del lugar.

El proyecto se desarrolla sobre una plaza en planta de 90 metros cuadrados, sobre ella se eleva un volumen prismático donde el color blanco, conjunción muy característica de la arquitectura de Campo Baeza junto con la arquitectura tradicional gaditana donde ambos lenguajes se entienden y dialogan.

La Casa Gaspar diseñada por el prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza responde a un patrón de diseño para la división de los diferentes programas de la propia casa. Divide la propia caja, la casa, en rectángulos y cuadrados donde sitúa una serie de patios exteriores, característicos de la arquitectura tradicional andaluza. Esto permite a los residentes salir al exterior sin que las vistas invadan su intimidad.

  Casas pequeñas de piedra