Escultura el peine del viento de eduardo chillida

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El Peine del Viento -un conjunto de tres esculturas diseñadas por Eduardo Chillida e instaladas en el extremo occidental de la Playa de Ondarreta- se ha convertido en un gran símbolo de San Sebastián. La pieza se utiliza habitualmente para promocionar el turismo en la zona, como si fuera un logotipo de acero anclado en la roca. Es una experiencia conmovedora observar cómo el mar juega con las formas creadas por el artista vasco. Las esculturas están tranquilas cuando el mar está en calma, pero cuando las olas se levantan las formas metálicas cobran vida en una especie de coreografía en la que la naturaleza se une al arte.

Los días en que las olas chocan violentamente contra las rocas, es como si el viento fuera “peinado” por las formas metálicas. De ahí el nombre que Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) dio a este conjunto de esculturas. La obra se completa con varios agujeros en el suelo que permiten que las olas pasen por debajo de la pasarela antes de salir disparadas hacia el cielo en rugientes chorros. Tenga cuidado de no acercarse demasiado a la escultura en días de mucho viento: no es raro ver chorros de agua de más de siete metros de altura. En días así, la escena es espectacular y es de esperar que el lugar esté muy concurrido.

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Un hombre toma fotos de enormes olas que rompen contra la escultura ‘El peine del viento’ del artista español Eduardo Chillida en San Sebastián, País Vasco, norte de España, 5 de abril de 2018. EFE-EPA/Javier Etxezarreta

Un hombre toma fotos de enormes olas rompiendo contra la escultura del artista español Eduardo Chillida ‘El Peine del Viento’ en San Sebastián, País Vasco, norte de España, 5 abr 2018. EFE-EPA/Javier Etxezarreta

(efe-epa) Los vecinos de la ciudad costera del norte de San Sebastián asistieron este jueves a un llamativo espectáculo que suele acompañar a los fuertes vientos: la interacción de una de las esculturas más queridas de España con el fuerte oleaje.

Las tres esculturas monumentales de acero, que pesan 10 toneladas cada una, están ancladas entre las rocas costeras que surgen del mar espumoso y, en los días de tormenta, pueden verse a través de los penachos de agua salada espumosa.

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El Peine del Viento es un conjunto de tres esculturas de acero de más de nueve toneladas cada una. Estas piezas se han colocado en el lugar donde acaba la ciudad y empieza el mar, donde las olas abrazan los escarpados del Monte Igeldo. Eduardo Chillida ancló las tres esculturas a las rocas, para que el viento entrante las “peine” continuamente en la bahía de La Concha.

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Este es un lugar en el que el viento y el mar laten juntos, azotando las rocas con una sensación de abandono. La naturaleza y el arte se funden y parecen uno solo, y la colocación de las piezas escultóricas hace que parezcan emerger de las propias rocas, casi como si formaran parte de ellas.

Cuando el mar está en su momento más tempestuoso, El Peine del Viento se convierte en una representación única con las olas bailando entre las púas de la escultura, desafiando la fuerza del acero al sonido del viento silbante y creando un espectáculo sin igual. Además de deleitarse observando cómo las tres esculturas aguantan el continuo martilleo de las olas, podrá jugar con el viento y el mar, viendo cómo las olas suben y bajan y vuelven a subir traviesamente como un géiser por los agujeros de la plaza. Pero ten cuidado: no te distraigas, o acabarás convirtiéndote en su objetivo. En los días más tormentosos, la policía puede acordonar la zona por motivos de seguridad. Tenga en cuenta las señales.

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En 1977 se instalaron en la bahía de la Concha de San Sebastián tres esculturas de acero de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002). El trío de esculturas forma el Peine del Viento, una de las obras más significativas del escultor vasco. Fotografías, planos, obras sobre papel y esculturas muestran cómo se desarrolló el proyecto desde la idea inicial del escultor hasta la instalación definitiva de la obra terminada.

Integrando las convicciones artísticas de Chillida y la contribución de trabajadores industriales, arquitectos e ingenieros, el proyecto, iniciado en 1952, culminó en esta emblemática escultura pública, una de las más bellas y conocidas de la región.